El camino de las sombras como hijo de la noche es un camino mágico repleto de inmensas sorpresas así como de inmensos terrores. Como adepto del sol negro estudiaras las ciencias ocultas e interpretaras las artes invisibles.
El ocultismo centra el foco en la evolución como individuo tanto así como en el reconocimiento del inconsciente como motor de proyección y acción. El inconsciente es la proyección de nuestros sentimientos. Nuestro cerebro enlaza como así también etiqueta nuestros sentimientos para generar emociones, a través de la química se sintoniza con el espíritu y sus pulsos.
Conocer la propia historia, las personalidades de vidas pasadas y las habilidades del akasha promueve en el adepto una estabilidad emocional destacable. Es a través del conocimiento de las leyes universales que el adepto aprende la habilidad de percibir la simbología del entorno, pudiendo siempre estar en vanguardia ante cualquier situación.
Cuando el adepto logra fusionar su individualidad con el marco teórico de las leyes universales las habilidades y dones comienzan a surgir. La intuición revela la capacidad de leer la inercia hacia el futuro, pudiendo el adepto tomarse su tiempo para prepararse ante todo aquello que sabe que viene. Incluso, grandes brujos poseen la capacidad de “Cambiar de forma”. Esta habilidad permite al brujo la capacidad de interpretar otras personalidades de si mismo e incluso, en algunos pocos casos, el contacto directo con las voces de los dioses.
No es recomendable tomar por cuenta propia este conocimiento y experimentarlo, pues los caminos invisibles en las densidades pueden llevar a creer que uno esta loco o perdido. La pertenencia a una orden mágica asegura la estabilidad emocional del adepto y con ello, su evolución constante.
Claro esta, es un camino de superación de uno mismo y extremas rarezas, por eso permanece en estos tiempos ocultas ante los ojos de los mortales.
Sin embargo, es un hermoso destino a elegir.